Prendas de punto, un clásico sin edad
La industria textil ha experimentado mucho pero muchos cambios en el siglo XX pues se han desarrollado nuevas telas, principalmente gracias a los avances químicos que dejó la Segunda Guerra Mundial. Pero hay un clásico que la tecnología no ha podido aún dejar en el olvido: el tejido. Me encantan las prendas de punto aunque reconozco que he sido siempre muy vaga para aprender por mi cuenta a tejar. ¡No sé ni tejer un simple bufanda! Es una práctica ancestral que las nuevas generaciones hemos olvidado, es cierto. La única persona que teje en mi familia es mi abuela de casi 90 años así que ya hay dos generaciones, mi madre y yo, que no sabemos cómo coger un par de agujas.
Nosotras compramos los sweters, aunque las bufandas las sigue haciendo mi abuela, es que las prendas de punto artesanales, las que se venden en las tiendas nunca son baratas. ¿Estaré a tiempo de aprender? Para estar calentita no hay como la lana, no importa las telas nuevas que hayan surgido en los últimos años. La lana es además de cálida, elegante, pintoresca, hogareña, y todos los inviernos regresa y se pone de moda.
Esta temporada hemos visto en desfiles vestidos de punto, cardigans, sweters, calcetines, bolsos, faldas, guantes y bufandas. Uno de los motivos que siempre me ha gustado es el alpino. Dolce & Gabbana ha presentado mucho en este estilo après-ski con ciervos, copos de nieve y pinos. Si tienes algo parecido, déjalo a mano. Zara tiene opciones mas baratas y bonitas, por supuesto, y lo mismo decimos de Mango con sus maxisweters y bufandas. Si te animas también verás en los escaparates pantalones de lana y shorts. No me gustan mucho las faldas, debo decirlo, no por feas (que son bonitas), sino porque la lana se estira y adquiere rápidamente la forma de las rodillas o el trasero.
Digamos que en materia de prendas de punto sigo prefiriendo los sweters, cardigans, calcetines coloridos, gorros con pompones y sí, algún que otro bolso. Tú eliges.
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