Tipos de cremas, parte I
Las cremas pertenecen al universo femenino tanto como el maquillaje. Es cierto que no obran ningún milagro (sino las cirugías estéticas no existirían), pero sí ayudan a combatir distintos problemas de la piel: manchas, primeras arrugas, sequedad, enrojecimiento, celulitis, irritaciones y mucho más.
La variedad es casi infinita. Basta ir a una farmacia o una tienda de belleza para descubrir en los estantes que hay una crema para cada parte del cuerpo: rostro, piernas, brazos y codos, párpados, cuello, labios y demás. Pero en líneas generales podemos hablar de estos tipo de cremas:
- Cremas antiarrugas: son las cremas compuestas por sustancias como ácido glicólco, alfahidroxiácidos y ácido retinóico. Estos ácidos regeneran la piel y permiten el nacimiento de piel nueva mediante un proceso de peeling superficial.
- Cremas antienvejecimiento: se componen de antioxidantes basados en vitamina A, E y C, filtros UV y antirradicales libres. Logran que la contaminación ambiental, los rayos del sol y el tabaco, por ejemplo, no incidan tanto en el estado de la piel del rostro.
- Cremas reductoras: estas cremas no obran milagros así que solas no hacen mucho, deben ser acompañadas de ejercicios y dietas. Están diseñadas para incentivar el sistema linfático y bajar la retención de líquidos, tonificar la zona para no tener flaccidez y agilizar la combustión interna de las zonas adiposas. Se sirven del frío y el calor, así que comúnmente se trata de geles fríos o cremas de efecto calórico. Dicen que lo mejor es usar una cálida de día y aplicarse el gel frío durante la ducha de la noche. ¿Ingredientes? Cafeína, L-carnitina, algas marinas como el fucus y centella asiática.
- Cremas reafirmantes: son las cremas que apuntan a tonificar, alisar y reforzar las fibras elásticas de la piel, regenerando tejidos o células que por alguna causa han perdido su fuerza natural. Están compuestas por nutrientes, vitaminas y proteínas, colágeno, elastina, vitamina A, C, E y complejo B, retinol, alfa hidroxiácidos, ácido hialurónico, áloe vera, centella asiática, algas, ginseng, gingko biloba y cítricos, entre otros ingredientes comunes. Estas cremas no pueden erradicar el problema, sólo tratarlo, así que hay que combinarlas con ejercicios y una buena alimentación.